Por ejemplo, con la erupción de los molares temporales, el niño comienza a masticar alimentos sólidos, dejando de lado las papillas y cremas, e incorporando alimentos más consistentes.
Además, los dientes temporales erupcionan de forma que guardan el espacio para los posteriores dientes permanentes, siendo esencial su cuidado hasta que se caigan por sí solos. De no ser así, se producirían problemas de espacio, impidiendo una correcta erupción de los dientes definitivos y causando maloclusiones.
Estudios demuestran que aquellos dientes permanentes que erupcionan en una boca con dientes de leche cariados tienen mayor probabilidad de enfermar. Por ello, es fundamental prevenir caries y pérdidas tempranas de estos dientes, aunque existan pensamientos como “Si se van a caer igual, ¿para qué vamos a empastarlos?”